Posted by on Mar 25, 2015 in En el taller, Ilustración, Inspirador, Vida Florula | 0 comments

Ilustrar no es lo mismo que dibujar. La verdad siempre me dio pavor llamarme ilustradora porque mis clases de dibujo eran un verdadero martirio. El buen dibujante era solo el que lograba hacer un escorso perfecto y unas manos detalladas y proporcionadas y efectivamente, yo no era uno de ellos. Salí de la universidad con un «No sé dibujar» en la cabeza que me persigue hasta estos días.

Hasta estos días…

Tuve la gran oportunidad de tomar un taller de Ilustración Textil con Gimena Romero, una artista que admiro, quiero y que tengo la fortuna de llamar «amiga» y que, seguro sin saber, me hizo sacudirme un poco el miedo a la ilustración.

Hay tantas formas de ilustrar como ojitos en el mundo, y todas son igual de interesantes y bellas.

«Ilustrar es contar algo, describirlo, reinterpretarlo. Así como tú lo ves, como lo percibes». El poema de Neil Gaiman que leímos en clase no pudo ser más atinado:

«…Remember your name.
Do not lose hope — what you seek will be found.
Trust ghosts. Trust those that you have helped
to help you in their turn.
Trust dreams.
Trust your heart, and trust your story…»

(Instructions)

Y con eso me dejé ir. Leí el cuento que me tocó; «Muerte en el Nilo» de Agatha Christie, imaginé las escenas, pensé en Egipto, su historia, sus fantasmas, sus simbolismos, seguí mi paleta de color, bordé, cosí y de pronto ya estaban ahí, las tres piezas que por momentos me resultaron abrumadoras ahora existían, listas para explicar ese crimen cometido en altamar y para explicarme a mí que esa es mi manera de ver las cosas y ese el verdadero sentido de la ilustración.

ilu-portafolio

«Arde»

nilo-tarot

«Tarot»

IMG_5742

«Vieja gata»