Estoy realmente sorprendida de lo rápido que pasa el tiempo, no solo lo digo por este mes de viaje que se fue como un parpadeo, sino porque apenas hace algunos ayeres, la idea de cargar a mi sobrina era lejana y borrosa y de pronto, ayer me sorprendo dándole el biberón, oliéndola, besuquéandola y conociéndola. Afortunadamente no se parece en nada a las Cabbage Patch con las que jugaba a las mamás con mi hermana, pero no dudo ni tantito que sea la misma que ella siempre imaginó n_n.
Todo este viaje fue un cocktail de emociones; adaptarme a mi nueva casita, recorrer calles nuevas, gozar del clima, sufrir con el aire acondicionado, cuidar a mi sobrina perruna y a una hermanita con pies hinchados y contracciones. Conocer a mi sobrina y ver lo fácil que fue sostenerla sin miedo. Inspirarme y aprender nuevas técnicas, estampar mis propias telas como yo solita me di a entender y moldear piezas de arcilla con la ayuda de los panameños más cálidos y talentosos de los que aprendí más que de escultura; conocí un poquito de sus vidas, su cultura, comida panameña y palabras raras y de los que aprendí que la buena vibra es universal.
Y ya de regreso llenita de calidez panameña, inspiración y extrañamiento defeño, me preparo para lo que se viene…
Acá les dejo fotitos del top, top, top de momentos de este viaje. ¡Feliz semana!
