Hace justo un año, mi hermana y yo tuvimos la increíble oportunidad de viajar a París. En nuestra visita al palacio de Versalles, entre miles de habitaciones gustosísimas, nos topamos con las de los llamados Delfín y Delfina, como en ese entonces llamaban a los hijos pequeños del Rey. Tenían los colores más bonitos y ornamentos súper complejos característicos de la época y que seguro ahora serían la habitación soñada de cualquier niño.
Pues bien.
Cuando mi hermana se enteró que estaba embarazada y no sabíamos el sexo del bebé, la palabra «Delfín» tuvo otro sentido y llamamos así durante algunos meses a la que ahora conocemos como Camila, lo que me dio una idea perfecta para un regalo floruleano.
Me metí entre mis fotos parisinas y encontré justamente algunos detalles que había captado de la biblioteca personal de la Delfina en Versalles y decidí basarme en ellos para diseñar un ornamento en madera que enmarcara una ilu en tela de una «delfina real». Utilicé colores dorados y turquesas (que son los que predominaban en la habitación del palacio) y adapté la posición de la ilustración para que formara una «C» muy sutil y lograr la composición de un «medallón de la realeza» que además puede adornar su cuna n__n.
Aquí una foto de la delfina y Camila parece decir «no more pictures, please«. Ya se le subió esto de ser princesa…
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