Posted by on Abr 12, 2016 in En el taller | 0 comments

IMG_7777

Llevo poco más de cinco meses en Madrid. Estoy justo a la mitad del Florula tour y yo ya no sé si voy o si vengo, si soy de aquí o de allá. No me mal entiendan, amo México profundamente y a todos digo con orgullo que soy mexicana. Pero España se volvió mi casa desde que bajé mis piesitos del avión, era hasta una especie de mantra repetirme todo el tiempo que estaba llegando a mi nuevo hogar. Supongo que fue la mejor manera de adaptarme a un nuevo país, de no sentirme todo el tiempo una extranjera perdida y sobre todo de no sentir los más de 9000 km que me separaban de casa.

Y funcionó…

En poco tiempo ya estaba yo enrutinada, con el tonito español en mi cabeza, palabras nuevas en mi vocabulario, cocinando, con una tolerancia al alcohol y al frío hasta entonces desconocida para mí y con una nueva familia multicultural. Todos los días he sido consciente de dónde estoy y qué hago aquí, con la conciencia plena de disfrutar hasta el último minuto. Ha sido como vivir al doble desde que estoy acá, así que sin duda estoy agotada pero feliz, con el futuro un tanto incierto (como siempre) porque estas nuevas sensaciones no se pueden quedar aquí, habrá que llevarlas de vuelta o hacerlas crecer…