Posted by on Abr 6, 2017 in Inspirador, Vida Florula | 0 comments

 

Tengo unos cuantos meses asistiendo a una clase de Yoga cerca del estudio. Al principio, debo aceptar que solo buscaba hacer un poco de ejercicio y tener una actividad que me evitara volver a casa a la hora del tráfico. Pero poco a poco mi clase se ha vuelto una especie de refugio, donde por una hora y media estoy solo conmigo, mi mente y mi cuerpo. Y como mi mente nunca para, me he puesto a pensar en cosas que este ejercicio me aporta y que puedo aplicar a mi vida diaria.

Así que hoy les comparto (para yoguis y no yoguis) sin pretenciones, cinco cosas que aprendí en el yoga y que pueden aplicar en tu día a día.

  1. Aprender a sentir y controlar la respiración. Siempre que estoy en una postura incómoda o medio dolorosa, me concentro en respirar normalmente, por la nariz siempre y a un ritmo tranquilo. Por alguna razón, mi mente detecta que no respiro agitadamente y también se calma.
  2. Concentrarme en el aquí y el ahora. Ésta es la que más trabajo me ha costado y aún tengo que practicarla porque siempre ando pensando en mil cosas. Pero estar concentrada en la postura de mi cuerpo, sus sensaciones y el siguiente movimiento me ayuda a despejar mi mente de cualquier otra idea, el tiempo pasa más rápido y le doy un descanso a mi cabeza.
  3. Aprender a respetar mi cuerpo. No hay sensación más bonita para mi que sentirme conectada con mi cuerpo. Observarlo, ver sus limitaciones y sorprenderme con sus alcances. Aceptar sus formas y dejarlo fluir sin forzarlo, es una manera también de aceptarte a tí, sin juzgarte ni compararte.
  4. ¡Sonreír! Parecerá cliché, pero una sonrisa de verdad puede hacer la diferencia en un momento de tensión. Cuando sonrío estando en alguna postura difícil, mi cara y mi mente se relajan y le exijo menos a mi cuerpo, disfrutando más el momento y quitándole incomodidad.
  5. Ser agradecida. Al final de cada clase, siempre dedico un minuto a agradecer por mi vida, por mi día, por mi cuerpo y mi mente que pueden lograr cosas. Agradecer siempre me ubica en un lado positivo que luego no tengo tan presente pero que me ayuda a observar la vida desde otra perspectiva.

Así que con yoga o sin yoga, espero que les sirvan estas reflexiones espiritualísticas y relajadoras como a mí y las apliquen en su día a día. Ahí platíquenme como les fue 🙂

¡Namasté, amigos!

Florula.